martes, 23 de agosto de 2011

Utopía descarada

En principio, mi idea con respecto al blog era ir subiendo una serie de entradas acerca de mí, de cómo llegué hasta mi situación actual y todo lo que llevo a las espaldas, pero como soy inconstante por naturaleza, al final sólo me acuerdo de esto cuando necesito hablar con alguien. Como ahora.

Pongamos que mi situación con C es complicada. Pongamos que discutimos mucho, que vivimos en distintas ciudades, en distintas situaciones, con distintos tipos de vida. Pongamos que aun así, decidimos tirar p'alante con lo que nos echen, intentar solucionarlo una y otra vez, ahora así, ahora asá, sin demasiado resultado, por cierto. Pongamos que en todo este meollo, a L le da por aparecer. Y mientras C me ensucia las manos, L me ayuda a limpiarme. L me cuida y me mima, me hace sentirme pequeña y protegida, y a la vez, fuerte para conseguir cualquier cosa que me proponga.

Ahora, pongamos que sé que L se va a ir. Que sé que en cuestión de meses se va a marchar de esta ciudad, y de pronto estará más cerca de C que de mí. Pongamos que no sé a cuál de las dos voy a echar más de menos.

L dice que siempre nos empeñamos en que todo tiene que salirnos bien. Yo sólo opino que, de vez en cuando, me gustaría que algo no saliera mal. Pongamos que L decide que no se va. Que N no le pesa tanto (sí, si yo tengo una C, ¿no puede ella tener una N?), que yo le peso más. Que quiere estar aquí conmigo.

Pongamos que dejo de aferrarme a cualquier clavo ardiendo para darle sentido a todo.

Pongamos que, por la mañana, mis ojos no se vuelven a abrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario